Corred. Escondeos. Echad los cerrojos, cerrad las ventanas. Podéis ocultaros bajo las mantas, apagar las luces y guardar silencio, el más absoluto de los silencios... da igual lo que hagáis porque voy a encontraros.
Yo soy el nexo con la oscuridad, soy el origen de vuestros temores, de la pesadilla que noche tras noche os persigue hasta la locura; el ente maligno que acecha escondido tras esa ventana, golpeando el cristal, pidiendo en susurros que le dejes entrar; ese ser monstruoso que desde pequeños temíais hallar en vuestros armarios, ese personaje que os hace temblar, que os hace pensar que saldrá de allí y os arrastrará con él al infierno; soy ese payaso de sonrisa fría, malvada y feroz, que clava sus ojos helados en ti mientras permanece bajo la farola, en la soledad de aquel callejón.
El oscuro bosque habitado por sombras, troncos retorcidos de siniestros árboles cuyas ramas tratan de impedirte el paso, los lobos aullando desde las montañas y aquella lechuza que ulula insistente rompiendo el silencio; el escalofrío que invade tu ser cuando escuchas algo que está a tus espaldas, que te pide a gritos que te des la vuelta y que al mismo tiempo encoge tu alma y tu cuerpo, y evita que acabes mirando hacia atrás, por miedo a encontrar algo que tu mente no logre aceptar.
Soy el viejo muro de ese cementerio que acoge las almas de los que se fueron, presencias etéreas cuya aparición alguna vez temes, que sabes que nunca podrán regresar, que ya se marcharon para no volver, pero que aún así crees ver surgir de sus frías lápidas en lo más recóndito de tu fantasía. Soy el viento helado que envuelve tus miedos, la hipnótica luna que influye en tu mente, que puede llegar a invadir tu cordura; soy el fondo negro de tu corazón, soy ese terror que te paraliza, soy esa maldad infinita y oscura que desencadena el temor en tu alma.
Esas escaleras que llevan al sótano, el pasillo oscuro en completo silencio, el susurro suave y escalofriante que crees oír cuando estás a solas, la presencia extraña que ves en la calle desde tu ventana, la sombra que desde la esquina vigila tu casa y tus movimientos; suena el teléfono y cuando respondes y no oyes a nadie, el miedo que anida escondido en tu alma sale desbocado invadiéndolo todo.
Ese es mi deseo, ese es mi objetivo cruel y maligno, haceros sentir el terror más agudo, inundar con él las fibras sensibles de vuestra apariencia humana y vital; la actitud mundana con la que afirmáis no temer a nada, será como siempre vuestra perdición, y cuando esta noche de brujas se arrastre llevando consigo lo peor de si, yo vendré con ella; seré ese payaso bajo la farola, seré el ser maligno que acecha tras vuestras ventanas, seré el ser monstruoso que surge del fondo del armario oscuro, seré el viento frío que silba en el bosque y que envuelve las lápidas del camposanto. Estaré esperando bajo la escalera, estaré escondido tras aquella esquina, desde la cual puedo vigilar tu casa, sonará el teléfono y cuando contestes...
Corred. Escondeos. Echad los cerrojos, cerrad las ventanas. Podéis ocultaros bajo las mantas, apagar las luces y guardar silencio, el más absoluto de los silencios... da igual lo que hagáis porque voy a encontraros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario